Sunday, July 10, 2005

Sature la broma en una mañana en la que el sueño no dejaba de intoxicarme de lletanias de la mística más desenfrenada. Al simular la vigilia seguía deborandome de mis mismas palabras y rencores. Fue entonces, que ante una desesperación no placentera decidí encajarme en la partitura lluviosa de sudores con sabor a petroleo y lumbre; en la incandesencia de serpentinas que celebran la culminación de un vacio avarisioso llorando la delgadez de un abrazo con boca de serpiente. Sabías mis nombres y mis vicios. Los fingí....
Fingiste la ignorancia de mis huesos, eso fue todo, y la teologia de la revancha no sacudio ningún latido, ningún relato con faltas de ortografia. Ya no había ninguna correción, las mascaras habían partido. Esto no tiene historia, asi que no continua.

He recorrido avarisiosamente una y otra vez cada inhalación y exhalación del pensamiento borgeano en las ultimas semanas, por ello he llegado al margen de una sospecha infatigable que me dice una y otra vez: Borges no estaba bromeando. Pues si bien es cierto, que falsifica datos y lugares, (por no mencionar otras cosas), el discurso que subyace a su narrativa es meramente absoluto, desde la perspectiva sagrada multicultural a la que tanto alude; siendo definitivamente la universalidad en su más pura expresión.
Los nombres, las fechas de los personajes y los lugares es lo que menos importa, porque la fuerza nos satura en esas líneas entrecortadas llenas de sabiduría,en las que suele burlarse de nosotros de la manera más sutil y desenfrenada; redimiendonos en una partitura multidimensional.
La escritura borgeana es solamente un punto de partida, lo otro, la diferencia, o lo que no se puede escribir es el siguiente paso o lo simultaneo a la complejidad del conocimiento. Sus letras son definitivamente el reflejo de una alta percepción estetica que trascendia todo intento de metáfora, su hermeneutica comprende la tenacidad de su ceguera y su infinita tolerancia por la existencia y la especie humana. Es un amante de la vida y la muerte que al final de cuentas es lo mismo.