Friday, May 20, 2005

En medio de todo este trastocamiento lingüístico se encuentra un punto, el que Husserl llamo la epoje o suspensión del juicio, donde se accede a una zona en donde el símbolo emerge desde las profundidades de la psique universal y nos colapsa en una percepción ahistorica. Para llegar a esa zona blanca se necesita una gran cantidad de energía y desencubrimiento de los puntos del cuerpo, para que lo vivo circule sin freno alguno por todo el plano corporal. Definitivamente este rito es un destino, o es un regalo que nos merecemos después de abandonar la búsqueda y regocijarnos con la ambigüedad y el secreto de la existencia. Una vez que ello para, empiezan a llegar personas con las que nos cruzamos alguna vez en la circularidad del tiempo, hay una misión que depende enteramente de la disponibilidad de autoaniquilar nuestra personalidad.

El pensamiento es un flujo energético que se expande y se contrae por la superficie inmanente de los cuerpos vivos y muertos. Su objetivo es doble, por un lado tiende a soslayar el pánico existencial de los humanos sobre el planeta tierra, inventando discursos que apaciguan el temor de estar arrojado en una resonancia desconocida. Y por el otro es una conexión simbólica con lo divino. En ambos casos su materialización se da por medio de la palabra, es neurótica sirviendo al primer caso o es divina sirviendo al segundo. Esto pretende significar que la palabra en un principio era un instrumento para comunicarse con los dioses, después en la desintonizacion de la pertenencia, o en el fin de la danza, se vuelve superficial. Ya no le importan los dioses, ni los secretos, ni la ritualizacion infinita de la existencia. Su capricho es el alejamiento del plano de lo místico, para ello se vale de palabrerías que se convierten en una repetición infinita de temores, obsesiones, y fantasías secas.

La comunicación si en verdad existe no tiene nada que ver con el esquema convencional de emisor, mensaje, receptor. . Se emite un mensaje, queda en el aire hasta que el destino encuentra otro ser con las características vivenciales apropiadas para la captación del mensaje. Es como el simbolismo y los secretos.