El corazón no deja de atravesarme...
sus raices de árboles serenos
van atravesando lentamente
los huesos, las entrañas, las
salivas más extrañas.
Todo me atraviesa, y dejo
atravesarme.
Llegar hasta los hilos de
sentires raros, dulces,
turbios o lo que sea.
Lo que importa
es la explosión, el caos,
la duda... que se desvanece
cuando me dejo atravesar
por el cielo, por el mundo,
por las sombras de mil altares
silvestres.
Por la ingratitud y la sentencia
La colera, la blasfemia....
en fin todo aquello que nos atraviesa
en un incansable trafico de
golpes por la espalda....
La espalda escudo invisible
debil...
DERRIBADO
Para seguir dejandose
atravesar por lo intravesable...
Y asi la vida entera seremos
atravesados por choques, por
explosiones, por diluvios,
por todo a lo que abramos paso
Abro paso a todo.
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Los latidos me envuelven nitidamente
en una constelación de explosiones
violentas.
Llevo el corazon a todas partes
a lo innombrable, a lo invisible,
a lo ciego, al naufragio
de boas blancas... A soles
desencadenados de tierras
de virgenes dementes.
A la cantina de un relampago
citadino, a la cotidianidad
de los esfuerzos más pueriles,
a las rocas, a los pedazos
de silencio clandestino
A ti, a mi, a todos, los
que quieren que quieren
que creen que el querer
se les escapa de sus diafragmas
de sus tendones de sus mentiras
blandas.
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Toda la vibracion de mi sangre
choca contra la espuma de
licores humedos
Estamos atascados
de sentimientos rojos
en la imperturbable
caida de mil lunas llenas
Hilvanando sentencias
que nos obligan a sentir
más... hasta que llegue esa
linea nitida que blasfema
en las catatumbas
más siniestras,
más dulces más saladas, más todo.
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Llevamos el escarabajo
que deletrea mis punzadas de
serpiente blanca.
Las escamas de mis labios
se camuflajean con
la ruptura de un corazon
de gaviota parda
Ya estamos en lo invisible
de la sabana del cielo
el vertigo explota
en tu calavera nuevamente
Todos los relampagos del desierto
desembocan en una caratula de piedras rosas
lo inconsumable se vuelve consumable
