Borges tuvó un maestro oculto que desconocemos. Sus ficciones fueron verdad. Verdad/ Ficción. ¿Donde esta el escondite de Borges? ¿Qué hacemos para experimentar el aleph, o para hablar con muertos que simulan estar vivos?

Algunos filósofos del s. XIX tuvierón acceso directo al misticismo pero no lo mencionan porque saben que el discurso de lo sagrado no entra en las categorías occidentales. Sin embargo lo usan para vanagloriarse de encontrar cosas que a otros se les escapan, cuando en realidad es un refrito de sabiduría que esta desde siempre. Lastima que cuando se pasa a la estructura de un sistema desaparece, se gasta. La divinidad no se escribe en nuestra gramática. Son signos, símbolos aislados, buscando encontrar al lector que descifre el secreto. El secreto también ha estado siempre. Hombres que descubren secretos existen en todo el trayecto de la historia, o en las coyunturas que escapan al discurso. Quizá esos que solemos decir que son los espíritus más inteligentes de la humanidad, en realidad no lo son, y los que en verdad estuvierón más cercano de lo divino permanecen ocultos.

El punto que desposee la incorporalidad
de un deseo profano, se esparce freneticamente
por un desplome de letras ciegas. El sabe su nombre
y lo esconde tras la mirada lenta y disimulada
de un tormento impasible, sabe que no es cierto,
no le aflije, soporta las escaramuzas de una
marea absurda, declinandose irreversiblemente
sobre su boca. Muerde lento, duerme y despierta
sobre el mismo signo.

Ya no soy la que estaba aqui.